Por esta razón NO debes poner ofrenda a un recién fallecido y cuánto tiempo debe pasar
El Día de Muertos es, una de las tradiciones más conmovedoras de nuestra cultura. En el corazón de esta celebración se encuentra la ofrenda, ese altar con bastantes de flores, aromas y sabores, que es una carta de bienvenida tangible para nuestros difuntos. Descubre esta curiosidad que te compartimos.
El Día de Muertos es, sin duda, una de las tradiciones más conmovedoras y coloridas de nuestra cultura, un hermoso puente que cada año tendemos con amor para honrar y recibir a las almas de quienes se nos han adelantado. En el corazón de esta celebración se encuentra la ofrenda, ese altar con bastantes de flores, aromas y sabores, que es una carta de bienvenida tangible para nuestros difuntos.
¿Por qué no se le pone ofrenda a un recién fallecido?
Te recomendamos este videoLa respuesta, enmarcada en la antigua cosmovisión y el profundo respeto por los ciclos de la vida y la muerte, nos invita a la paciencia y a la comprensión de un viaje espiritual que necesita su tiempo.
De acuerdo con la tradición oral, especialmente aquella que se nutre de las raíces prehispánicas, el alma de una persona, al dejar el cuerpo, inicia un trayecto. Este no es un camino inmediato; es un viaje trascendental hacia su lugar de descanso final, conocido en la tradición mexica como el Mictlán o, simplemente, el más allá. Las creencias señalan que el espíritu necesita un tiempo para desprenderse completamente de sus lazos terrenales y superar las pruebas que lo llevarán a su destino eterno.

Esperar es también un acto de amor a quienes ya no están. Foto: Amazon.
¿Cuánto tiempo debe pasar para poner en la ofrenda a tu ser querido?
Generalmente, se considera que debe transcurrir al menos un año desde el fallecimiento antes de que el ser querido pueda ser invitado y recibido con su propia ofrenda. Este lapso se percibe como el periodo crucial en el que el alma está en pleno tránsito. Poner un altar antes de que este ciclo se complete podría, de forma simbólica, interrumpir o dificultar su camino. Es decir, una ofrenda prematura podría interpretarse como un llamado demasiado fuerte para que el espíritu regrese o se detenga, lo que podría dejarlo en un limbo, impidiéndole alcanzar su paz definitiva y el descanso que tanto se merece. Es un acto de profunda reverencia no perturbar su importante misión.
Además, en algunas variantes de esta rica tradición, se cree que durante ese primer año, las almas recién partidas tienen una misión diferente. Actúan como ayudantes, acompañando y guiando a los espíritus más antiguos y experimentados que regresan a visitar sus hogares. Es un rol de servicio y aprendizaje en su nueva existencia.

Ahora que sabes esto, puedes considerar esperar para poner en la ofrenda a tu ser querido. Foto: Pinterest.
El amor en la espera
La costumbre de esperar no es un olvido, sino todo lo contrario: es un gesto de máximo amor, consideración y respeto por el proceso que está viviendo el ser querido. Es la muestra de que, aunque el dolor de la ausencia sea reciente, la familia honra su transición y desea que su viaje sea exitoso y pleno. El primer Día de Muertos sin su presencia física, aunque falte la ofrenda dedicada, se vive con una mezcla de duelo y esperanza, sabiendo que el alma está en un camino sagrado.
Cuando finalmente llega el primer aniversario luctuoso y se coloca su ofrenda, el significado es aún más profundo. Se celebra que el ser querido ha completado su primera etapa y está listo para volver, aunque sea por unas horas, para disfrutar de aquello que en vida le hacía feliz. Es un reencuentro formal y respetuoso, donde el alma, ya asentada en su nueva realidad, puede aceptar la invitación de su familia sin riesgo de perturbar su eterno reposo.
La espera es una lección de fe y de respeto a los tiempos del espíritu, asegurando que el alma de nuestro ser querido pueda culminar su travesía y regresar a casa, cuando sea el momento propicio. Este tiempo de espera es, en sí mismo, un hermoso acto de amor incondicional.

