¡Cuidado! Esta mala práctica al usar tu freidora de aire podría afectar tu salud
La posible sustancia dañina que podría formarse al usar tu freidora de aire. ¡Aquí los detalles!
Las freidoras de aire se han convertido en un electrodoméstico estrella en muchas cocinas. Y no es raro: prometen comidas más saludables, con ese toque crujiente que tanto nos gusta, pero usando muy poco aceite. Es cierto que a veces no logran ese “sabor frito” que conocemos de toda la vida, pero para mucha gente es un buen equilibrio entre lo rico y lo sano. Sin embargo, algunos expertos en salud y seguridad alimentaria están empezando a señalar que, usar mal, la freidora de aire podría traer ciertos riesgos. Uno de los más importantes tiene que ver con la posible formación de sustancias que, en determinadas condiciones, podrían ser perjudiciales para la salud, incluso cancerígenas. Además, checa 5 datos curiosos sobre las freidoras de aire que desconocías
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¿Qué sustancia representa un riesgo para la salud?
Se llama acrilamida. Esta se forma de manera natural cuando cocinamos alimentos ricos en almidón, como las papas o el pan, a temperaturas elevadas (más de 120 °C). Esto ocurre especialmente al hornear, tostar o freír. Aunque no es algo que solo pase en las freidoras de aire, usarlas de forma incorrecta puede aumentar la cantidad de acrilamida en la comida.
La acrilamida ha sido clasificada por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), parte de la Organización Mundial de la Salud, como una sustancia “probablemente cancerígena para los humanos”.
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¿Cómo se genera la acrilamida en una freidora de aire?
Las freidoras de aire cocinan haciendo circular aire caliente a alta temperatura, muy parecido a un horno de convección. Cuando los alimentos se cocinan demasiado, se tuestan o se queman, sobre todo los que tienen mucho almidón, se eleva el riesgo de formación de acrilamida. Este riesgo es mayor si no se respetan las recomendaciones del fabricante sobre el tiempo y la temperatura adecuados.
Recomendaciones para reducir el riesgo
La buena noticia es que hay formas muy simples de evitarlo. Las autoridades de salud y varios expertos recomiendan lo siguiente:
Evitar el sobrecalentamiento: No cocinar a temperaturas innecesariamente altas. La mayoría de los alimentos se cocinan bien entre 160 y 180 °C.
Controlar el tiempo de cocción: No exceder el tiempo sugerido y evitar que los alimentos se doren en exceso.
No reutilizar alimentos dorados: Recalentar repetidamente productos ya cocinados puede aumentar los niveles de acrilamida.
Elegir alimentos frescos o poco procesados: Algunos productos congelados ya contienen trazas de esta sustancia.
NOTA: Aunque las freidoras de aire son una excelente opción para cocinar de manera más ligera y con menos grasa, es importante usarlas correctamente para evitar riesgos innecesarios. Cocinar con cuidado, sin exceder los tiempos ni las temperaturas recomendadas, y elegir ingredientes frescos puede marcar la diferencia para cuidar la salud y reducir la exposición a sustancias como la acrilamida.
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