¿Vas a servir barquillos por Navidad? Aquí tienes 3 datos sobre los barquillos

Desde el auge del cristianismo en el país, hombres y mujeres han vendido barquillos a pie de carretera con su atuendo castizo. La galleta solía asociarse con San Isidro Labrador y otras fiestas festivas. Ahora, los barquillos han evolucionado hasta convertirse en un dulce navideño divino que se puede encontrar fácilmente en varias pastelerías de Madrid.

Los barquillos se elaboran prensando la masa de gofre en un molde cuadriculado y enrollándola después en forma de cilindros o conos. Tradicionalmente se comen solos, pero ahora puede probarlos espolvoreados con canela y vainilla o rellenos de chocolate y miel.

Pero siempre hay algo más. La historia de los barquillos y su ritual de venta los convierten en algo realmente especial.

Famosos en todo el mundo

Los barquillos se introdujeron en muchas partes del mundo durante la época colonial. En Argentina y Chile, los barquillos suelen rellenarse de dulce de leche o chocolate. También se rellenan con otros rellenos dulces conocidos como cuchuflís en Chile o cubanitos en Argentina.

En Filipinas, los barquillos se asocian a la ciudad de Iloilo. En la panadería Deocampo, en el distrito de Jaro, los barquillos se producen comercialmente en masa desde 1896. El barquiron filipino (también deletreado barqueron) está relleno de polvorón y cacahuetes, anacardos o pili nuts triturados.

Además de en Latinoamérica y Filipinas, los barquillos también son muy apreciados en otras partes del mundo. En el Reino Unido, los barquillos reciben distintos nombres, como biscuit roll, cookie roll, crispy biscuit roll, egg roll, crisp biscuit roll o love letter.

Barquillos en China. El nombre chino de este aperitivo, “蛋卷” (dàn juǎn), puede traducirse directamente al español como “rollo de huevo”, aunque el rollo de huevo chino propiamente dicho es un plato aparte.

Se vende en ruleta de barquillero

Los barquilleros tradicionales venden los barquillos en la ruleta de barquillero, el icónico bombo de forma ovalada. El bombo fue adoptado por los vendedores ambulantes franceses, que ya lo utilizaban en 1790. Este pesado recipiente, que pesa hasta 40 kg cuando está lleno, sirve a la vez de ruleta desmontable y de almacén para las galletas de barquillo. Este montaje permite a los barquilleros vender cantidades importantes en una sola salida.

Cuando se encuentran con clientes, los barquilleros se quitan un enorme bombo de la espalda y hacen participar a sus clientes en una partida de ruleta con una rueda en su parte superior. Sin embargo, esto no es como las apuestas altas del club Bombay Casino, ya que los clientes de los barquilleros pueden pagar tanto como quieran para hacer girar la ruleta tantas veces como quieran. 

De este modo, jugar una partida de barquillos con los barquilleros se convirtió fácilmente en un éxito instantáneo entre los soldados que querían impresionar a las damas. Llegó a ser un acontecimiento tan social que la gente se pasaba horas jugando.

Puedes pagar una vez para girar uno o dos barquillos o pagar más y girar tantas veces como quieras, acumulando barquillos hasta que pares o el tic-tac caiga en uno de los cuatro marcadores dorados, momento en el que lo pierdes todo.

Casi extinguidos una vez

Los barquillos estuvieron a punto de extinguirse durante la escasez de alimentos en la dictadura de Francisco Franco, de 1939 a 1975, que llevó al país a una recesión nacional. Sin embargo, la familia Cañas de Madrid persistió en continuar el legado, manteniendo una tienda en el barrio de Embajadores. 

Fuera de la tienda, la familia recorría las concurridas plazas y parques de Madrid con la ruleta de barquilleros a la espalda.

Si busca auténticos barquillos, puede buscarlos en la Plaza Mayor, el Mercado de El Rastro o el Parque del Retiro.