Coloca en un recipiente grande el agua y 6 cucharadas de sal de grano. Remoja el pavo 2 horas.
Licúa los ajos con 2 cebollas, el jugo y el vinagre. Agrega la mantequilla y con esta mezcla unta el pavo y déjalo macerar, de preferencia desde la noche anterior.
Coloca el pavo en un refractario, vacía todo el jugo de la maceración y cúbrelo con papel aluminio.
Hornea durante 2 horas, destapa y continúa horneando media hora más o hasta que al picar la pechuga salga un líquido claro.
Pica el resto de la cebolla y fríela en aceite hasta que quede de color dorado. Licúa con todo el jugo que soltó el pavo, coloca al fuego y sazona con pimienta y el jugo sazonador.
Rebana el pavo y sirve la salsa de cebolla sobre cada rebanada, o si lo prefieres, sobre todo el pavo