Tipos de edulcorantes artificiales y su uso en la cocina

Uno de los grandes problemas a la hora de iniciar un plan de alimentación para bajar de peso, es la idea de que tenemos que renunciar a las cosas ricas, especialmente lo dulce. Sin embargo, existen opciones para comer rico y sano.

Los edulcorantes artificiales pueden ser una gran herramienta para consumir menos calorías; pues nos pueden brindar ese toque de dulzor, sin aportar calorías de más.

¿Qué tan seguros son los edulcorantes artificiales?

En México, solo entre el 15 y el 18 por ciento de la población consume edulcorantes artificiales. Esto se debe en gran parte a que existen muchísimos mitos en torno a su consumo. “Que si causan adicción”, “que si afectan la microbiota”, “que si hacen que subas de peso”, “que provocan cáncer”, entre otros.

Lo cierto es que los edulcorantes artificiales han pasado por pruebas de distintas organizaciones, como la Codex Alimentarius de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la FDA – Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos – y la EFSA -Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria– y en México, la COFEPRIS, quienes afirman que su uso es seguro, incluso para los niños.

Sin embargo, esto no significa que debamos reemplazar toda el azúcar con edulcorantes, ni que automáticamente seremos más sanos. Simplemente son una forma de reducir nuestra ingesta de calorías.

¿Cómo usar edulcorantes en la cocina?

A todos nos gustan los postres. El sabor dulce es el primero con el que entramos en contacto cuando somos niños y está asociado en nuestro subconsciente con seguridad y bienestar. Una dieta balanceada no implica renunciar a los postres, sino aprender a comer en proporciones adecuadas y no excedernos.

La OMS recomienda que la ingesta diaria de azúcar sea de 6 cucharaditas en la niñez (100 calorías / 25g) y 12 cucharaditas en la vida adulta (200 calorías / 50g). Los edulcorantes pueden ayudarnos en la cocina a darle ese sabor dulce a nuestros postres reduciendo total o parcialmente el azúcar añadida.

• Los edulcorantes son varias veces más dulces que el azúcar, por lo que debemos ser cuidadosos con la cantidad si no queremos que quede demasiado dulce.
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• Hay edulcorantes más estables que otros, por lo que no todos son buenos para someterse al calor. La sucralosa por ejemplo, es muy estable tanto a altas como bajas temperaturas. Mientras que el aspartame pierde sus propiedades al calentarse, por lo que perderá su sabor.
• Al quitar el azúcar de los platillos es necesario que se sustituya en volumen, pues los edulcorantes son muy ligeros.
• Respecto a pasteles y panes, al restar el azúcar la levadura no esponjará, por lo que una buena idea es añadir un puré de manzana o plátano. El azúcar de la fruta ayudará a mejorar el aspecto y la textura.
• Se puede sustituir parcialmente el azúcar y eso ya será de ayuda para disminuir nuestra consumo de calorías.
• También puedes reducir el amargor y/o realzar el sabor de algunas salsas o aderezos, al añadir una pizca de edulcorante.

Es importante recordar que los edulcorantes son solo una herramienta; el hecho de que lo incluyas en tus platillos no significa que automáticamente puedes comer libremente tantas porciones como quieras. Al final, no servirá de mucho la disminución de calorías si comes en exceso.

Con información de CLIA – Consejo Latinoamericano de Información Alimentaria