Aléjate de las grasas trans

Si has escuchado este término y hasta ahora no tenías n idea de qué importancia tiene para tu salud, aquí despejarás tus dudas.
Cuando escuchamos la palabra “grasa”, inmediatamente tenemos una reacción negativa; sin embargo, lo cierto es que no todas las grasas que consumimos son malas.
Existen muchas que son benéficas para nuestro organismo; por ejemplo, ciertas cantidades de colesterol son necesarias para la formación de hormonas, mientras que otras ayudan a mantener la piel bien hidratada; algunas más protegen órganos internos e incluso contribuyen a mantener una adecuada función neuronal o facilitan la absorción de ciertas vitaminas.
En realidad, el problema comienza cuando las consumimos en exceso y también depende del tipo de grasa que consumimos. Por ejemplo, las grasas trans.
¿Qué son las grasas trans y por qué son tan malas?
Químicamente, podemos ver a las grasas como cadenas; mientras más larga sea, más beneficios nos aportará. Es el caso de los ácidos Omega 3 y 6, que reducen el azúcar en la sangre y limpian las arterias. Por otro lado, están las grasas de cadena muy corta, que se adhieren a las venas y arterias; ésas son las grasas trans.
Este tipo de grasas provoca la disminución de niveles de colesterol bueno y el aumento del colesterol malo. Lo que se asocia a enfermedades cardiovasculares (infarto o trombosis) y duplica el riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer, así como diabetes tipo 2.
En qué alimentos se encuentran las grasas trans
Las grasas trans se encuentran principalmente en los alimentos procesados. Ya que durante los procesos que se realizan para mejorar la consistencia y favorecer la duración de los alimentos, como el horneado o la hidrogenización y convertir los aceites líquidos en grasas sólidas, se daña su composición generando ácidos grasos malos.
Algunos de los alimentos que las contienen son:
- Embutidos de cerdo Te recomendamos este video
- Quesos amarillos y natas
- Margarinas
- Aceites vegetales hidrogenados (presentes en algunos helados comerciales)
- Aceites calentados a altas temperaturas y reutilizados
- Cremas de cacao o avellana
- Algunas galletas comerciales
- Panes como croissants, chocolatines, hojaldres
- Panes comerciales cubiertos de chocolate
- Galletas rellenas o cubiertas de chocolate industrial
- Concentrados de pollo, res y camarón para sopas
- Mayonesa
- Alimentos y verduras fritas, capeadas o empanizadas (papas fritas, dedos de queso, alitas)
Consejos para elegir mejor
Lee etiquetas. Evita alimentos parcialmente hidrogenados, sobre todo si la leyenda está al inicio de la lista de ingredientes, esto indica que su contenido de grasas trans es mayor.
Come natural. Trata de incluir en tu dieta diaria más alimentos naturales y que tus visitas a restaurantes de comida rápida sean algo ocasional, no una costumbre.
Aceite ligero. Elige aceites de cocina muy transparentes y ligeros. Olvida la mala costumbre de guardar el que te sobre de una fritura previa y reutilizarlo al guisar varias veces.
Elige grasas buenas. Según la OMS, el consumo diario de grasas no debe rebasar el 30% del total de la alimentación: 10% debe ser de origen animal, 5% de vegetal, 10% de ácidos grasos y el 5% restante de otras grasas, como las trans. Incluye en tu carrito del supermercado pescados de agua fría, nueces, semillas, aguacate, etc., pues contienen Omega 3 y 6, que son grasas de cadena larga.